Imagina que una mañana te despiertas con una noticia que te parece irreal, pues tu mayor ídolo musical es acusado de haber agredido a una fanática. En el mundo occidental que vivimos, esto en verdad no podría tener el mayor impacto; ya hemos visto casos de artistas que reaccionan de maneras violentas ante sus fans, dígase el caso de Justin Bieber escupiendo a sus seguidoras o las veces que Bad Bunny ha arrojado los celulares de sus admiradoras. Estos incidentes son hasta normales (más no correctos), porque a fin de cuentas estamos hablando de personas y como tales, cualquier famoso puede actuar de manera agresiva. Pero en una industria tan controlada como son los idols en Japón, que exige a sus talentos mantener un comportamiento las 24 horas del día, un escándalo de estos puede tener grandes repercusiones.
Ídolo en llamas, novela de Rin Usami, explora el terreno de la industria de los idols pero desde el punto de vista de una fanática llamada Akari, joven estudiante de 16 años. La historia comienza cuando ella se entera que su idol favorito (o mejor dicho, su oshi, manera en la que se referirá a él durante toda la novela) está envuelto en un escándalo por haber agredido a una fanática. El nombre de este artista es Masaki Ueno, un joven talento que desde pequeño ingresó al mundo del espectáculo y a quien conocemos gracias a los constantes comentarios de Akari sobre él, incluso lleva un blog exclusivamente dedicado a su oshi.
El amor a tu oshi.
Algo a destacar en esta historia es que no se trata de un amor imposible entre una fanática y su cantante favorito, tampoco se trata de una historia en la que Akari hará lo imposible para ayudar a limpiar la imagen de Masaki y mucho menos ellos se llegan a conocer. De hecho, Masaki permanece en toda la novela como un ser distante, algo inalcanzable para nuestra protagonista y ella lo acepta. Sin embargo, muy temprano nuestra protagonista admite que su oshi tiene tanta influencia sobre ella que, sin él saberlo, llega a controlar su vida.
Y no, esto no es una exageración. El fanatismo de Akari llega a ser tal que toda su vida gira entorno a su oshi, suspendiendo sus sesiones de estudio o descuidando las labores del hogar por estar al pendiente a toda noticia o transmisión que traten de él o mirar conciertos repetidos; incluso llega al extremo de agendar sus turnos del trabajo según el calendario de actividades de Masaki. Su obsesión es tal que llega a anotar cada gesto, cada palabra que da en sus entrevistas y para crear un registro sobre su comportamiento. Y es ahí donde la novela tiene un gran acierto.
Para quienes no tienen idea de la sociedad japonesa actual, ese nivel de fanatismo presente en Akari podría parecer una mera ficción o una exageración necesaria para desarrollar la novela; sin embargo, para quienes conocemos un poco de la vida en Japón, sabemos que esos niveles de fanatismo son reales y en ocasiones llegan a ser peligrosos. Es justo en ese retrato que hace Usami donde reside el punto más fuerte de esta obra; no se trata de una historia de redención, al mismo Masaki Ueno pareciera no importarle la situación por la que pasa mientras se niega a dar declaraciones al respecto y continua con sus actividades de idol. Estamos ante el reflejo de una fanática cuya vida entera gira entorno a su artista favorito y la manera en que debe lidiar con el creciente rechazo que este recibe a partir de un incidente del cual no sabemos mucho y Akari tampoco. Porque a ella no le interesa saber que ocurrió, sus pensamientos se limitan a apoyar a su oshi.
Entonces, ¿cómo es la vida de Akari? Bien podríamos decir que es una vida gris cuya única luz es su oshi Masaki y por lo tanto, todo lo que no tenga que ver con él deja de importarle. Estamos ante una chica de 16 años cuya vida escolar siempre ha sido difícil y de resultados desastrosos, con un trabajo en un restaurante que siempre se le complica aunque sus superiores siempre le explican que debe hacer y una familia un tanto complicada conformada por un padre ausente porque trabaja en una empresa transnacional que le manda al extranjero constantemente, una madre trabajadora cuya paciencia se agota cada vez más rápido y una hermana mayor, Hikari, que en ocasiones se muestra comprensiva y en otras se ve rebasada por el estrés provocado por los exámenes para la universidad además de la situación familiar.
Hikari, como su nombre lo indica, intenta ser una luz en la vida de su hermana. Esta labor no le resulta para nada sencilla y menos cuando su influencia no es tan fuerte como la del ídolo Masaki. Y es que a pesar de todo, Hikari intenta actuar como una hermana mayor responsable, tratando de comprender a Akari a su manera, aunque en ocasiones se ve rebasada. Esto no es algo originado por el fanatismo de nuestra protagonista; sus problemas son anteriores a que conociera a su oshi, pero cuando le conoce, decide vivir solo por él, aunque eso signifique descuidar todo lo que ya era complicado en su vida y gastando todo su dinero.
Esto último es un punto más a favor de la novela. Estamos acostumbrados a que los personajes con estas aficiones sean graciosos o fastidiosos, pero aquí estamos ante una chica que experimenta la caída de su grupo de idols preferido y el cómo su favorito es constantemente atacado por comentarios en redes, por la prensa de espectáculos y recibe el castigo del público al bajar su popularidad de manera estrepitosa. De igual manera, se nos expone el ambiente del mercado de los idols desde el punto de vista de los fanáticos, con explicaciones sobre cómo se deciden los solos en las canciones pero también nos lleva al terreno de las redes sociales con una descripción que si bien es breve, resulta muy adecuada.
El ídolo en la hoguera.
Aun con sus puntos positivos, Ídolo en llamas deja la sensación incomoda pero no por las razones correctas. Mientras avanza su lectura, da la impresión de que algunas cosas pudieron tratarse más a fondo y que algunos temas pudieron explicarse mejor. Solo por mencionarlo, la única amiga que Akari parece tener, apenas es mencionada. En una de sus apariciones, se nos habla de una cirugía estética a los 16 años de edad, hecho que en países asiáticos parecer ser algo normal, pero por el tono de la novela bien podría llamar a la reflexión.
Algo más que queda en el aire es el estado de salud de Akari. En un principio sabemos que ella suele ir a la enfermería y en algún punto menciona que en el hospital le han dicho que no puede realizar trabajos que requieran gran esfuerzo. Esto junto a lo que podemos intuir que se trata de un repentino caso de acné, nunca es profundizado y por lo mismo queda en el aire si en verdad está enferma o solo está cansada por enfocar toda su vida al idol, o bien, se ve rebasada por el estrés causado por la situación.
En términos generales, Ídolo en llamas es una novela interesante pese a sus defectos. En lo personal, me gustó la manera en que de describe el fanatismo que se puede tener hacia alguien famoso y como esto puede llegar a afectarte en más de un aspecto. Por esto mismo y aunque no lo parezca, esta narración no está enfocada a un público juvenil. Es una historia madura que nos muestra el lado negativo de un fenómeno tan cercano en estos días y con momentos grotescos que muchas veces no logramos ni imaginar.
¿Qué es Ídolo en llamas? Contrario a su nombre, no es la historia de un cantante famoso. Él solo aparece como un ente externo que controla la vida de la verdadera protagonista. La historia se trata de Akari y su fanatismo, de como ella intenta mantenerse de pie cuando aquello que más admiraba comienza a desmoronarse a la vez que nos muestra las causas de ese refugio conformado por la voz y el cuerpo de un joven cantante y la esperanza de seguir con la vida aun cuando todo lo que te interesaba llega a su fin.
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