viernes, 27 de octubre de 2023

Cacería de historias: La princesa y el sándwich de queso

Hoy nos toca hablar de un comic, mejor dicho, una novela gráfica. Y no, nada tiene que ver con esas recopilaciones especiales de Marvel o DC; basta de reducir el mundo del comic a estos dos sellos editoriales. Existe una gran variedad de historias más allá de los superhéroes conocidos por todos. Volviendo al tema, ahora es turno de esas historias que tanto nos gustan en este blog: una de amor entre chicas. Y para variar más, nos alejamos de las obras japonesas.

La princesa y el sándwich de queso es obra de la pluma y tableta de Deya Muniz, quien nació en Brasil y actualmente vive en Estados Unidos. Esta historia, como revela en sus notas al final del libro, surgió mientras realizaba sus estudios profesionales y con el paso del tiempo trabajó tanto en guion como en dibujo hasta lograr su versión definitiva. Sobre sus trabajos anteriores, podemos mencionar dos comics publicados en la plataforma Webtoon: Blades of furry, que va sobre furros patinadores que también hacen artes marciales, y Brutally Honest, una comedia sobre la vida cotidiana.


Antes de hablar de la historia, hay dos detalles muy curiosos que me gustaría destacar. Primero, es que todos los personajes y los lugares tienen nombres de quesos, excepto por el duque de Coles de Bruselas, aunque eso se debe a que el viene de otro país. La segunda curiosidad es el mundo creado, pues la ropa, la arquitectura y ciertos rasgos de la sociedad remiten a la Francia de finales del siglo XIX y principios del XX, también tenemos pieles artificiales, reproductores de música y hasta un Nintendo Switch. Ahora sí, vamos a lo importante.


Había una vez…

La historia empieza en la residencia del conde Camembert y un drama familiar, pues su hija ha rechazado a su cuatro pretendiente en un mes. ¿Y cuál es la urgencia del conde por casar a su hija? Pues muy fácil: él se encuentra enfermo y sabe que no le queda mucho tiempo de vida, el problema es que su hija no puede heredar su fortuna porque es mujer. Ya saben cómo eran las leyes hace tiempo, la mujer no tenía derechos civiles a menos que estuviese casada. Sin embargo, Lady Camembert ha rechazado a todos esos hombres porque a ella le gustan las mujeres, cosa que su padre sabe muy bien. Es entonces que al señor se le ocurre un plan para asegurar el provenir de su hija: debe hacerse pasar por hombre y mudarse a la capital del reino, Fondue, donde su padre tiene una casa.

Así inicia la nueva y discreta vida de Lady Camembert, ahora conocida como el conde Camembert o solo Cam. Pero no está sola, pues le acompaña la sirvienta Feta, quien le ha cuidado desde niña y es la única persona en la que el difunto conde confiaba. Sin embargo, esta reclusión es demasiado para Cam, que acostumbraba un estilo más ostentoso.

Un día, harta de esconderse y contra las sugerencias de Feta, Cam sale de su casa a dar una vuelta por la ciudad. En este paseo se encuentra un cartel que anuncia un evento benéfico, se trata de un baile sin pieles con la intención de concientizar sobre el uso de piel animal en la ropa. Quien organiza dicho evento es la princesa Brie, heredera al trono y coprotagonista de esta historia. Por supuesto, Cam decide asistir al baile porque extrañaba ese estilo de vida además que la princesa ha llamado su atención.

Como era de esperar, la presencia de Cam llama la atención de todos desde su llegada. Y es que ese desconocido conde decidió aparecer con una boa blanca sobre su cuello, haciendo creer a todos que usaba una prenda de piel. La princesa Brie de inmediato le reclama por llevar eso a su baile, pero Cam de inmediato confiesa que se trata de un artículo hecho con piel sintética, además de aprovechar para decirle cuanto admira su activismo.

Al día siguiente y durante dos semanas, Cam no deja de recibir cartas de admiradoras y numerosas invitaciones a distintos eventos. En un principio decidió ignorarlas todas, hasta que llegó un mensaje del palacio firmado por la misma Brie. Sin pensarlo dos veces, Cam corre al palacio donde le espera la princesa junto a sus dos amigas: Lady Ricota y Lady Gorgonzola. El propósito de esto es organizar un nuevo evento para demostrar todo el potencial de la ropa hecha con piel sintética, pues resulta que Lady Gorgonzola está al mando de la empresa que confecciona ese tipo de prendas. Es durante los preparativos de este evento que la constante convivencia entre Cam y Brie desembocará en una atracción mutua que ninguna de ellas nota y llevará a la princesa a dar el primer paso, pero ¿qué pasará cuando Brie descubra el secreto de Cam?



Un bufete de quesos

La verdad me hace mucha gracia como los nombres de nuestro elenco está inspirado en diferentes quesos y no logro saber si esto se debe a sus personalidades. Por otra parte, una ventaja del comic es que no presenta un exceso de personajes y fácilmente les podemos enumerar aquí.

 

Primero está Cam, una impulsiva joven que se deja llevar por las emociones y que cuando algo le entusiasma no parece conocer límites. Como vemos al inicio de la historia, es una persona que debe estar activa. Por otra parte tenemos a la princesa Brie (y si, existe un queso llamado así), que como ya dijimos antes es una activista muy temperamental pero torpe en el amor, algo que comparte con Cam. Y por alguna razón tiene un gusto especial por los sándwiches de queso.

Por otro lado, tenemos a personajes secundarios que complementan a nuestras protagonistas. La primera que mencionaremos es Lady Ricota, mejor amiga de la princesa y su principal porrista. Muy directa con sus palabras y sumamente entusiasta. Ella se vuelve el principal apoyo de la princesa Brie cuando no sabe cómo declararle su amor a Cam. El contrario a ella son Feta y Lady Gorgonzola. Feta, como ya mencionamos, es la sirvienta que vive con Cam e intenta ser su voz de la razón, aunque no siempre lo logre. De hecho, es constante ver como ella pasa varios enojos por culpa de la imprudencia de Cam, pero en el fondo no deja de preocuparse por su bienestar y se dispone a ayudarle en todo lo que pueda.

Mención aparte haremos de Lady Gorgonzola, que sin duda es mi favorita del elenco. En cierto punto ella es la voz de la razón para la princesa Brie, pero su labor va mucho más allá de eso. Y es que ella desde un principio sabe el secreto de Cam porque ambas vivían en la región de Gougère además de que su difunto esposo hacia negocios con el padre de nuestra protagonista. La importancia de Zola, como le dicen sus amigas, no se limita a lo anterior; ella también ha sufrido por las leyes que restringen los derechos de la mujer y vivió buen tiempo bajo la sombra de su esposo, hecho por el cual llega a comprender a Cam.

¿Y que hay del antes mencionado Conde Coles de Bruselas? En cierto modo es el “rival” de Cam, pues también pretende a la princesa Brie, sin embargo, su participación no es lo suficiente relevante como para ser tratado como un antagonista. Más bien es un elemento más que aparece para hacer avanzar la relación entre nuestras protagonistas.


Hasta el último bocado

Aunque por momentos lo intenta, La princesa y el sándwich de queso no es una historia densa y eso le queda perfecto. Estamos ante una novela gráfica romántica con buenas dosis de humor y un elenco carismático y entrañable, con un ritmo de lectura adecuado aunque por momentos da la impresión que los hechos ocurren de prisa. En cuanto al apartado artístico, no soy un experto en ello, pero el estilo de dibujo así como la paleta de colores dota de mucho dinamismo a sus personajes y en lo personal me parece un elemento muy atractivo.


Por otro lado, los temas sensibles como la condición de la mujer en la sociedad y ante las leyes, aunque son expuestos, no se vuelven el tema principal y se tratan de una manera tan sencilla como ágil, algo que queda perfecto por el tono que lleva el cómic, cuyo fuerte es la relación entre Brie y Cam. Por lo tanto, si tienes la oportunidad de leerlo no dudes en hacerlo, pasaras un rato agradable.

miércoles, 11 de octubre de 2023

Cacería de historias: Ídolo en llamas

Imagina que una mañana te despiertas con una noticia que te parece irreal, pues tu mayor ídolo musical es acusado de haber agredido a una fanática. En el mundo occidental que vivimos, esto en verdad no podría tener el mayor impacto; ya hemos visto casos de artistas que reaccionan de maneras violentas ante sus fans, dígase el caso de Justin Bieber escupiendo a sus seguidoras o las veces que Bad Bunny ha arrojado los celulares de sus admiradoras. Estos incidentes son hasta normales (más no correctos), porque a fin de cuentas estamos hablando de personas y como tales, cualquier famoso puede actuar de manera agresiva. Pero en una industria tan controlada como son los idols en Japón, que exige a sus talentos mantener un comportamiento las 24 horas del día, un escándalo de estos puede tener grandes repercusiones.

Ídolo en llamas, novela de Rin Usami, explora el terreno de la industria de los idols pero desde el punto de vista de una fanática llamada Akari, joven estudiante de 16 años. La historia comienza cuando ella se entera que su idol favorito (o mejor dicho, su oshi, manera en la que se referirá a él durante toda la novela) está envuelto en un escándalo por haber agredido a una fanática. El nombre de este artista es Masaki Ueno, un joven talento que desde pequeño ingresó al mundo del espectáculo y a quien conocemos gracias a los constantes comentarios de Akari sobre él, incluso lleva un blog exclusivamente dedicado a su oshi.

 

El amor a tu oshi.

Algo a destacar en esta historia es que no se trata de un amor imposible entre una fanática y su cantante favorito, tampoco se trata de una historia en la que Akari hará lo imposible para ayudar a limpiar la imagen de Masaki y mucho menos ellos se llegan a conocer. De hecho, Masaki permanece en toda la novela como un ser distante, algo inalcanzable para nuestra protagonista y ella lo acepta. Sin embargo, muy temprano nuestra protagonista admite que su oshi tiene tanta influencia sobre ella que, sin él saberlo, llega a controlar su vida.

 

Y no, esto no es una exageración. El fanatismo de Akari llega a ser tal que toda su vida gira entorno a su oshi, suspendiendo sus sesiones de estudio o descuidando las labores del hogar por estar al pendiente a toda noticia o transmisión que traten de él o mirar conciertos repetidos; incluso llega al extremo de agendar sus turnos del trabajo según el calendario de actividades de Masaki. Su obsesión es tal que llega a anotar cada gesto, cada palabra que da en sus entrevistas y para crear un registro sobre su comportamiento. Y es ahí donde la novela tiene un gran acierto.


Para quienes no tienen idea de la sociedad japonesa actual, ese nivel de fanatismo presente en Akari podría parecer una mera ficción o una exageración necesaria para desarrollar la novela; sin embargo, para quienes conocemos un poco de la vida en Japón, sabemos que esos niveles de fanatismo son reales y en ocasiones llegan a ser peligrosos. Es justo en ese retrato que hace Usami donde reside el punto más fuerte de esta obra; no se trata de una historia de redención, al mismo Masaki Ueno pareciera no importarle la situación por la que pasa mientras se niega a dar declaraciones al respecto y continua con sus actividades de idol. Estamos ante el reflejo de una fanática cuya vida entera gira entorno a su artista favorito y la manera en que debe lidiar con el creciente rechazo que este recibe a partir de un incidente del cual no sabemos mucho y Akari tampoco. Porque a ella no le interesa saber que ocurrió, sus pensamientos se limitan a apoyar a su oshi.

Entonces, ¿cómo es la vida de Akari? Bien podríamos decir que es una vida gris cuya única luz es su oshi Masaki y por lo tanto, todo lo que no tenga que ver con él deja de importarle. Estamos ante una chica de 16 años cuya vida escolar siempre ha sido difícil y de resultados desastrosos, con un trabajo en un restaurante que siempre se le complica aunque sus superiores siempre le explican que debe hacer y una familia un tanto complicada conformada por un padre ausente porque trabaja en una empresa transnacional que le manda al extranjero constantemente, una madre trabajadora cuya paciencia se agota cada vez más rápido y una hermana mayor, Hikari, que en ocasiones se muestra comprensiva y en otras se ve rebasada por el estrés provocado por los exámenes para la universidad además de la situación familiar.

 

Hikari, como su nombre lo indica, intenta ser una luz en la vida de su hermana. Esta labor no le resulta para nada sencilla y menos cuando su influencia no es tan fuerte como la del ídolo Masaki. Y es que a pesar de todo, Hikari intenta actuar como una hermana mayor responsable, tratando de comprender a Akari a su manera, aunque en ocasiones se ve rebasada. Esto no es algo originado por el fanatismo de nuestra protagonista; sus problemas son anteriores a que conociera a su oshi, pero cuando le conoce, decide vivir solo por él, aunque eso signifique descuidar todo lo que ya era complicado en su vida y gastando todo su dinero.

Esto último es un punto más a favor de la novela. Estamos acostumbrados a que los personajes con estas aficiones sean graciosos o fastidiosos, pero aquí estamos ante una chica que experimenta la caída de su grupo de idols preferido y el cómo su favorito es constantemente atacado por comentarios en redes, por la prensa de espectáculos y recibe el castigo del público al bajar su popularidad de manera estrepitosa. De igual manera, se nos expone el ambiente del mercado de los idols desde el punto de vista de los fanáticos, con explicaciones sobre cómo se deciden los solos en las canciones pero también nos lleva al terreno de las redes sociales con una descripción que si bien es breve, resulta muy adecuada.

 

El ídolo en la hoguera.

Aun con sus puntos positivos, Ídolo en llamas deja la sensación incomoda pero no por las razones correctas. Mientras avanza su lectura, da la impresión de que algunas cosas pudieron tratarse más a fondo y que algunos temas pudieron explicarse mejor. Solo por mencionarlo, la única amiga que Akari parece tener, apenas es mencionada. En una de sus apariciones, se nos habla de una cirugía estética a los 16 años de edad, hecho que en países asiáticos parecer ser algo normal, pero por el tono de la novela bien podría llamar a la reflexión.

Algo más que queda en el aire es el estado de salud de Akari. En un principio sabemos que ella suele ir a la enfermería y en algún punto menciona que en el hospital le han dicho que no puede realizar trabajos que requieran gran esfuerzo. Esto junto a lo que podemos intuir que se trata de un repentino caso de acné, nunca es profundizado y por lo mismo queda en el aire si en verdad está enferma o solo está cansada por enfocar toda su vida al idol, o bien, se ve rebasada por el estrés causado por la situación.

 

En términos generales, Ídolo en llamas es una novela interesante pese a sus defectos. En lo personal, me gustó la manera en que de describe el fanatismo que se puede tener hacia alguien famoso y como esto puede llegar a afectarte en más de un aspecto. Por esto mismo y aunque no lo parezca, esta narración no está enfocada a un público juvenil. Es una historia madura que nos muestra el lado negativo de un fenómeno tan cercano en estos días y con momentos grotescos que muchas veces no logramos ni imaginar.

¿Qué es Ídolo en llamas? Contrario a su nombre, no es la historia de un cantante famoso. Él solo aparece como un ente externo que controla la vida de la verdadera protagonista. La historia se trata de Akari y su fanatismo, de como ella intenta mantenerse de pie cuando aquello que más admiraba comienza a desmoronarse a la vez que nos muestra las causas de ese refugio conformado por la voz y el cuerpo de un joven cantante y la esperanza de seguir con la vida aun cuando todo lo que te interesaba llega a su fin.

 

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