jueves, 21 de diciembre de 2023

Cacería de historias: Delilah Green pasa de todo

Si existe algo a lo que soy muy aficionado, sin duda son las historias con protagonistas sáficas. Y es que desde hace tiempo les tomé el gusto porque tienen un “algo” especial que me llama la atención. Sin embargo, lo usual era enfocarme en manga y alguna novela ligera que encontrara, limitándome a leer obras japonesas. De hecho, mis únicas lecturas no japonesas eran la emblemática Carol, el romance BDSM Sunstone y algunos webtoons.  Anteriormente hablamos de una novela gráfica creada por una autora brasileña y ahora, tras tomar la decisión de explorar nuevos horizontes, vamos a hablar de una novela escrita por una autora estadounidense.

 

La autora en cuestión es Ashley Herring Blake, reconocida por sus novelas juveniles y cuyos títulos más sobresalientes son La carta de Ivy Aberdeen al mundo, obra en la cual se trata el tema de la sexualidad y que le hizo merecedora del Stonewall Honor Book Award, y Hecha de estrellas, novela que encara el abuso sexual así como las situaciones que enfrentan sus víctimas. Pero la novela que nos ocupa hoy es muy diferente a las antes mencionadas. Como la misma autora menciona en su epilogo, ella siempre quiso escribir una comedia romántica y el resultado fue Delilah Green pasa de todo, una novela muy divertida de temática LGBT (más L y B) que no por ello deja de tocar temas serios.

 

Bienvenidos a Bright Falls

Nuestra historia comienza en algún departamento de Nueva York. Nuestra primera protagonista, Delilah Green, despierta en medio de la noche junto a una mujer cuyo nombre no puede recordar y a lo largo de todo el capítulo hará un esfuerzo por adivinar cómo se llama pero sin lograrlo. Resulta que Delilah es una fotógrafa que también trabaja como mesera y usa su tiempo libre para tres cosas: tomar fotografías para armar su portafolio, alcoholizarse con bourbon y coquetear con cuanta mujer atractiva encuentre para tener una aventura de una noche, pues a ella no le van las relaciones formales.

 

Mientras se pregunta el nombre de la mujer que yace a su lado, recibe una inesperada y nada agradable llamada: su hermanastra Astrid quien ha decidido contratarla como fotógrafa para su boda, lo que incluye tomar fotografías de cada uno de los eventos planeados y le obligará a pasar dos semanas en el pueblo de Bright Falls, en el estado de Oregón. A Delilah esto no le hace gracia en un inicio, pues dicho poblado no le trae recuerdos muy gratos de su infancia, sin mencionar que la relación con Astrid e Isabel, su madrastra, tampoco es buena. Delilah acepta el trabajo, pero solo por la cantidad de dinero que le prometen, ya que este le permitiría salir de un par de deudas.

 

En seguida tenemos a nuestra segunda protagonista: Claire Sutherland, madre soltera de una niña de doce años y administradora de la que parece ser la única librería de Bright Falls. Junto a ella está su amiga Iris, compartiendo un par de copas mientras esperan a su otra amiga: Astrid, la hermanastra de Delilah. Ambas tienen dos temas de conversación, por un lado, ninguna está segura de porqué Astrid planea casarse con Spencer, quien no les agrada; por el otro, Claire está estresada por el regreso de Josh, su exnovio y padre de Ruby, su hija.

 

Al ver a Claire tan estresada, Iris le aconseja buscar a alguien con quien salir al menos por una noche, a sabiendas que su amiga no suele gustar de ese tipo de relaciones. Claire acepta y decide ir por la atractiva mujer de cabello negro que acaba de llegar. Sin saberlo, comienza a coquetear con Delilah. Y es que ninguna de las dos le reconoce porque ha cambiado mucho desde que abandonó el pueblo a los 18 años. Delilah, sabiendo a quien tiene enfrente, le sigue el juego hasta que ambas son interrumpidas por Astrid. Es en ese momento que Claire se da cuenta de con quien flirteaba y pese a la sorpresa, no le resultó desagradable.

 

A la mañana siguiente, Astrid va por Delilah al hotel donde se hospeda, pues se ofrecerá un brunch para varias invitadas a la próxima boda y Delilah debe estar ahí para tomar fotografías. Nuestra protagonista no desaprovecha el momento a solas con su hermanastra y empieza a molestarla. Entre todo lo que hablan, a Delilah se le ocurre una descabellada apuesta: está segura que logrará llevarse a Claire a la cama antes de la boda. Para Astrid, esto resulta desagradable y se niega a apostar, pero a Delilah le divierte incomodarla y la mejor manera de fastidiarle la boda es seguir coqueteando con Claire.

 

Por su parte, Claire tiene sus propias preocupaciones. Teme que Josh no sea capaz de brindar un adecuado cuidado a su hija Ruby, además de no cumplir con sus horarios y la tendencia de este a no responder llamadas o mensajes. Además del dilema familiar, también tiene que lidiar con el desprecio que siente por el futuro esposo de Astrid y a esto se le ha sumado un nuevo dolor de cabeza: su atracción por Delilah que aumenta porque están obligadas a verse en cada evento.

 

Con el paso de los días y la convivencia obligada, Delilah se encuentra en más de una encrucijada, pues aunque no quiera aceptarlo, está disfrutando de la compañía de Iris y Claire aunque se dice a sí misma que las odia desde hace años. A esto se suma que ha recibido una invitación para formar parte de una prestigiosa exposición de fotografía en el museo Whitney, algo que podría impulsar su carrera y su visita a Bright Falls solo retrasa sus preparativos. Pero al mismo tiempo se ve envuelta en el plan de Iris y Claire para evitar la boda de Astrid, sin mencionar que debe hacer frente a sus propios sentimientos. Y todo esto es solo el principio.

 

Carisma y carácter

Es usual que las comedias exageren los rasgos negativos de sus personajes para hacerlos risibles, con resultados a veces buenos y en otras ocasiones terribles. En Delilah Green pasa de todo estamos en un caso distinto, si bien se trata de una comedia romántica, no encontramos su fuerte en las situaciones graciosas. Su punto más fuerte es su elenco de personajes llenos de un carácter que les distingue entre sí y, al menos quienes nos deben importar, tienen un carisma que les vuelve cercanos a los lectores, todo esto sin exagerar situaciones ni características de sus actores. Pero también debemos resaltar que nuestras protagonistas tienen un trasfondo que se revela poco a poco para darnos una pista del porqué son así.

 

Primero tenemos a Delilah, cuya mayor preocupación es pagar el alquiler mientras busca la manera de hacer despegar su carrera de fotógrafa. Se nos presenta como una mujer despreocupada y cuyo sarcasmo está enfocado en hacer sufrir a su hermanastra, con una facilidad para seducir a cuanta mujer le guste y sin temor a decir lo que piensa; sin embargo, estas actitudes ocultan a la niña tímida y solitaria que fue en su infancia y adolescencia, mismas que no fueron nada sencillas tras el fallecimiento de sus progenitores: su madre cuando ella aún era muy pequeña y su padre cuando tenía apenas 8 años, sin mencionar que su madrastra Isabel nunca mostró un verdadero interés en ella. Los efectos de ese abandono podemos verlos cuando Delilah debe visitar la Mansion Wisteria, lugar que debió ser su hogar durante la infancia, pero en vez de evocarle recuerdos felices, le provoca pánico.

 

En el caso de Claire, la historia es distinta pero no deja de tener su tragedia personal. Si Delilah quedó marcada por la soledad y la indiferencia, Claire siempre tuvo que lidiar con el abandono: primero de su padre, luego de Josh tras quedar embarazada y luego por otra pareja que ni se interesó en conocer a su hija. Y es por esto que Claire se comporta más precavida, además que asumir varias responsabilidades desde muy joven, no solo con su hija Ruby, también al hacerse cargo de la librería que era de su madre, llegando a preocuparse de más por casi cualquier asunto y por momentos puede parecer controladora.

 

Al cuarteto de Bright Falls lo completan Astrid, la hermanastra de Delilah que por algún motivo me la imagino con el rostro de Regina George. Ella es la señorita perfecta, que busca tener todo en orden y que las cosas salgan según lo previsto, aunque en el fondo no sabe si realmente actúa por su gusto o para complacer a su madre, quien le imponía su voluntad desde muy temprana edad. Por ultimo tenemos a Iris, una mujer con gran facilidad de palabra y que no teme decir lo que piensa, a veces agresiva pero siempre preocupada por sus amigas, a quienes defenderá con sus propios puños. Spoiler: esto si ocurre.

 

El elenco, aunque pequeño, resulta atractivo por la variedad de personalidades, todas bien definidas y con su propia manera de hablar. Y es que hasta los personajes secundarios tienen sus propios matices. Ruby, es una niña de 12 años que lo mismo es muy cercana a su madre y por momentos la enfrenta, tal como es esa fase de la vida. Josh, en cambio, aunque puede parecer un desobligado, en verdad se preocupa por su hija y hace su mejor esfuerzo para ser un buen padre. Por ultimo tenemos a Spencer, el novio de Astrid, personaje que sin duda votaría por Donal Trump y disfruta al presumir su poder adquisitivo, sin mencionar que suele hacer comentarios incomodos. Vaya que se hace odiar el tipo.

 

La variedad de personalidades le da mucho valor a la novela, pero también tenemos que destacar que sus personajes son ambivalentes; por momentos puedes empatizar con ellos y comprender que tienen sus miedos e inseguridades, y en otras ocasiones se da el caso que puedes estar en desacuerdo con su actitud. Esta pauta en sus comportamientos es una constante en la novela, volviéndose personajes que actúan según lo esperado dada su personalidad.  Esto habla muy bien del manejo que la autora hace de sus personajes, que a fin de cuentas se sienten humanos.

 

Una fotografía más

Con un tono ligero y entretenido, Delilah Green pasa de todo es una experiencia lectora bastante agradable. Su narración es sencilla y ágil, pero a la vez expone de manera adecuada tanto las situaciones como el sentir de cada una de sus protagonistas. Los momentos dramáticos transmiten la tensión entre quienes participan y las escenas sexuales, aunque explicitas, no se sienten incomodas ni vulgares, siempre se dan con naturalidad y llegan a aportar a la trama principal.

 

Si algo se le puede reclamar a Herring Blake, es que dejó algunos puntos inconclusos en su historia que bien pudieron tratarse un poco más en la historia. Específicamente hablo de la relación de Iris y su novio Grant, quien apenas aparece y se sabe que entre ambos hay algunas diferencias, misma que nunca se exploran. Por otra parte, los conflictos que Delilah podría tener con su madrastra quedan muy de lado en el desarrollo de la trama, enfocándonos más en su relación con Claire y las asperezas que tiene con Astrid.

 

Quiero suponer que algunos de estos detalles quedaron en el aire con toda intención, pues esta novela es la primera de una trilogía. Su “continuación” (ya publicada en inglés) saldrá a la venta en este 2024 con el título Astrid Parker nunca falla y también existe una tercera novela enfocada en Iris, esta sin fecha de publicación en español hasta el momento. Pero fuera de sus puntos débiles o de sus continuaciones, Delila Green pasa de todo es una comedia romántica más que recomendable, divertida en todo momento y que da espacio a personajes tan diversos como entrañables.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Cacería de historias: El gato y la ciudad

Sin lugar a dudas, un país que desde hace unos años ha ganado mucha popularidad es Japón. Ya sea por sus rasgos históricos y culturales como los samuráis, las geishas y los kimonos, su comida cuyos principales representantes son el ramen y el sushi, la tecnología de punta proveniente de dicha nación o sus productos más representativos: el anime, el manga y los videojuegos. Por supuesto, el país del sol naciente es más que waifus, katanas y nintendos. Aunque siempre se hablará de lo bueno y todos esos elementos vistosos que fascinan a las personas, no hay que dejar lo malo de lado. Japón es de igual manera famoso por cosas negativas: desde los casos de discriminación hacia los extranjeros o a los mestizos, las extenuantes jornadas laborales que terminan en suicidios o el aislamiento social por el cual optan los llamados hikikomori. Estos fenómenos, aunque sean conocidos, no siempre son tratados de manera debida, y ese es uno de los puntos fuertes de la novela de la que toca hablar hoy, que si bien no profundiza en todos estos temas, cuando los trata aunque sea desde la sutileza, lo hace con seriedad.

 

El gato y la ciudad, si bien es una obra ambientada en Tokio y busca retratar la vida en esta ciudad tan luminosa, su autor Nick Bradley es británico. Respecto a su producción literaria, no hay mucho de lo que podamos hablar, pues esta es su primera novela. Tiene una segunda obra titulada Four Seasons in Japan, que aún no está publicada en español pero ya tengo pensado conseguirla en cuanto sea posible. Sobre el autor, si atendemos la información que da en su página web, podemos encontrar que Bradley vivió en Japón durante un buen tiempo donde desempeñó diferentes trabajos, tales como traductor, maestro de inglés o fotógrafo, experiencias que sin duda fueron vitales para la realización de esta novela.

 

Nick Bradley durante su estancia en Tokio

Una novela tan compleja como la ciudad.

Ahora vamos a un detalle muy importante antes de adentrarnos a la historia, o mejor dicho, historias. El gato y la ciudad, aunque se trata de una novela, tiene una estructura bastante curiosa: se desarrolla mediante relatos interrelacionados por tres elementos: sus personajes, la ciudad de Tokio y un gato que recorre sus calles. Lo interesante de esto, es que cada uno de los relatos pueden leerse de manera independiente y entenderse por completo, pero es la interacción que llegan a tener los personajes que protagonizan cada relato y sus menciones lo que desarrolla las subtramas.

 

Entonces, ¿existe una trama principal? Pues sí. El gato y la ciudad es a grandes rasgos la historia de los descendientes del escritor Nishi Furuni, popular autor de ciencia ficción. Esta familia hace años que se encuentra fracturada por el alcoholismo de uno de sus miembros y poco a poco, a lo largo de las distintas narraciones, tendrán que reunirse para intentar resolver sus diferencias. Todo esto en el marco de los Juegos Olímpicos de Tokio y con la intervención de un gato de tres colores. Y es este mismo gato el personaje que se vuelve una constante en todos los relatos, aunque su presencia sea más destacada en unos que en otros; en algunos es un personaje que apenas participa, en otros, se trata de un elemento determinante.

 

Hablar más de las relaciones entre cada relato es arruinar la experiencia que es leer esta novela, pero solo por poner unos ejemplos, empezaremos por los personajes del primer relato llamado “Tatuaje”: un tatuador tradicional llamado Kentaro, quien suele atender a miembros de la yakuza, y su joven clienta Naomi. Pues bien, en el segundo relato, “Palabras perdidas” aparece un yakuza en desgracia que fue cliente de Kentaro, mientras que a Naomi la veremos de nuevo en el cuarto relato, “Flores de cerezo” donde el protagonista es un taxista que, además, es uno de los hijos de ya mencionado Nishi Furuni. En el relato “Palabras perdidas” conoceremos a otro de los hijos de Furuni, Ohashi y a otro personaje que será recurrente a lo largo de la novela: el joven Makoto. Y es mejor detenerse aquí, porque como ya dije, aunque sea posible armar un diagrama con todas las relaciones entre relatos, sería arruinar la experiencia que hace a este novela una maravilla.

 

Una ciudad llena de personajes.

 

En literatura se maneja el concepto de polifonía, inventado por el ruso Mijaíl Bajtín. Este término se refiere a la existencia de una diversidad de voces y puntos de vista dentro de una novela. Ya que El gato y la ciudad engloba una serie de relatos con diferentes protagonistas, se cumple con dicha característica. A lo largo de sus páginas, vemos desfilar a una amplia variedad de personajes con sus propias historias, sus problemas personales y su singular manera de ver la vida en una de las ciudades más famosas del mundo. Tenemos desde un tatuador de yakuza hasta a unos vagabundos, una traductora originaria de Oregón aficionada a la literatura japonesa, un hikikomori y un detective impertinente entre muchas otras personas.


Solo por mencionar un par de ejemplos, el joven Makoto es un personaje que vemos crecer en poco tiempo, quien pasa de ser un empleado a medio tiempo en una tienda de conveniencia a trabajar en una gran empresa tras graduarse. En su visión del mundo se nota nostalgia por el pasado, específicamente los años de su infancia en los que jugaba Street Fighter II, pero también reflexiva sobre el ambiente laboral en Tokio y todo lo que engloba más allá del trato en la oficina.

 

Por otro lado, tenemos al británico George, un fotógrafo aficionado quien adora los gatos y la cultura japonesa. Su gusto por Japón le ha llevado a vivir en Tokio, ciudad que adora con todo su ser. En contra a su percepción, tenemos a “Laozi616”, personaje del que no sabemos su nombre real pero conocemos su seudónimo de internet. Él se trata de un obrero nacionalista japones que pasa el tiempo quejándose de todo lo que le rodea y expresar sin tapujos su desprecio a los extranjeros aunque frecuente burdeles donde trabajan mujeres no  japonesas.


Es justo esa característica que nos permite tener una visión amplia sobre lo que es la vida en Japón, ya que así como se tienen a personas amables y atentas con quienes les rodean, como es el caso del joven Makoto o del taxista Taro; por otro lado tenemos la visión de los extranjeros gracias a George y Flo, la traductora originaria de Oregón. O bien, las opiniones de personas más conservadoras como lo es “Laozi616”. Incluso tenemos la visión de un niño, quien comparte tanto su experiencia escolar como la vivencia de cuidar a un gato herido junto a un hikikomori, esto narrado mediante un pequeño manga dentro de la novela.

 

Y las sorpresas no para aquí, pues a pesar del tono realista de la misma novela, también deja un pequeño espacio para lo sobrenatural e introducirnos un poco al folclore japones. Sin darnos cuenta, desde el primer momento que comenzamos con la lectura, ya entramos en contacto con el misticismo sin que este se vuelva un elemento que nos agobie o en el cual se profundice.

 

La región que nunca duerme.

El escritor mexicano Carlos Fuentes publico allá por 1958 su primera novela, La región más trasparente, una obra la cual criticaba los resultados de la Revolución Mexicana y exponía la vida en la Ciudad de México a través de un amplio elenco de personajes, cada uno narrando su propia vida, pero que en algún punto cada una de las historias termina por relacionarse con las demás y añade el giro de que la misma ciudad es un personaje protagonista. Con esto no quiero decir que Nick Bradley leyera a Carlos Fuentes o que se inspirara en su novela, aunque es posible. Sin embargo, El gato y la ciudad tiene su brillo propio, con personajes que conocemos poco a poco y que sin buscar hacer una critica profunda, llega a exponer la vida en una de las ciudades más famosas del mundo. Y de manera similar, el gato de tres colores se vuelve un personaje más que de alguna manera hace que todos los personajes terminen por relacionarse entre ellos, lo que demuestra que es importante para la trama general de la novela.

 

Finalmente, podemos decir que la vida en Japón es el frecuente contraste entre el pasado y el presente, vemos prácticas tradicionales como el tebori (la antigua técnica japonesa para hacer tatuajes solo con alfileres y tinta) o el rakugo (espectáculo que consiste en un monologo humorístico) convergen con los videojuegos y el internet, como la admiración por la nación nipona se enfrenta a la necesidad de alejarse de esta, de como aun en un mundo moderno aun es posible el encuentro con el mundo místico. Y todo lo anterior nos da una novela que expone aspectos de los cuales poco sabemos de Japón y refuerza lo que ya conocemos, todo mientras acompañamos a un gato en su recorrido por las calles de la ciudad. Una de mis novelas favoritas de este año y que es una experiencia que de verdad debes aprovechar si se presenta la oportunidad.

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Hace un buen tiempo que no reseñamos un videojuego, cosa que solo se hizo una vez cuando hablamos de Final Fantasy Tactics Advance , así q...